1
Hoy llega a mis oídos muy tierna invitación,
promesa y cumplimiento que alegra el corazón.
Jesús con voz amante me llama hoy así:
“Esclavo del pecado, no tardes, ven a mi
Coro:
¡Ven, oh ven a mí!
¡Ven, oh ven a mí!
Triste y cargado,
¡ven, oh ven a mí!
¡Ven, oh ven a mí!
¡Ven, oh ven a mí!
Triste y cargado,
¡ven, oh ven a mí!
2
¿Por qué vivir tan lejos de nuestro buen Jesús
y andar en las tinieblas pudiendo andar en luz?
De vida sin provecho, de culpa y aflicción
salgamos a la senda de eterna salvación.
3
En tiempos de amargura, desánimo y dolor,
o cuando nos Persiga cruel el tentador,
Jesús con voz benigna atráenos a sí,
y disipando el miedo susurra: “Ven a mí”.
4
En todo y para siempre oigamos al Señor,
hallando grato alivio en su profundo amor.
Así conoceremos el gozo y la virtud que infunde
en el creyente el “Ven” del buen Jesús.
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